«El mundo empezó a cambiar, como un cambio. La gente era diferente. Fue como un interruptor vibracional, como si un interruptor eléctrico encendiera una luz en mi cerebro. Pude ver a través del trauma y los problemas del pasado, responsabilizándome de mis reacciones y de mí misma, en algún momento todos tenemos que responsabilizarnos para sanar.» Así describe Tamara Gabbard, consultora del alma y tarotista, su despertar espiritual.
Mientras Tina Hnatiuk estaba en un retiro hace una década, su «cerebro se rompió». «La construcción mental que tenía de mí misma y del mundo que me rodeaba se desvaneció y era pura conciencia», describe la coach de vida y profesora de yoga. «Fue casi como Matrix, donde entré en una realidad alterada, pero la realidad alterada era la real». En ese momento, Hnatiuk sintió una paz, un amor, una alegría y una comprensión totales del funcionamiento del universo y de lo ilimitados que somos.
Mary Joye, asesora de salud mental, tuvo un despertar espiritual tras la muerte de su hermano. «Su trágica y temprana muerte me devolvió a la vida. Tuve una epifanía en Sedona, Arizona, cuando fui a superar la tragedia y me perdí en un sendero de tierra roja de 11 km marcado por rocas rojas rodeadas de montañas rojas y el sol poniéndose», relata. «Estaba sollozando y llorando y quería que la pena parara. Era tan intenso que me empezó a sangrar la nariz». En algún momento, Joye oyó un caballo y siguió el repiqueteo de los cascos. «Cuando llegué al caballo había una mujer sobre él y le dije que estaba perdida y ella me dijo, sigue a la m*erda de caballo». En ese momento, Joye tuvo la epifanía de que el estiércol es con lo que hacemos abono. «Podía quedarme atrapada en ese dolor y esa agonía o podía tener un crecimiento postraumático en lugar de estrés postraumático», explica.
El despertar espiritual puede ser diferente para cada persona. ¿Cómo saber si se está viviendo uno?
En primer lugar, ¿qué es un despertar espiritual?
Maestra espiritual, autoridad metafísica y autora de Awaken & Grow: Awaken & Grow: A Practical Guide for Your Spiritual Journey, Christine Agro, define un despertar espiritual como el momento en que tu visión y tu experiencia de la vida cambian radicalmente. «Yo lo comparo con la diferencia entre estar dormido y estar despierto, o entre estar en piloto automático y controlar el rumbo», añade Agro. «Cuando tenemos un despertar espiritual, nos damos cuenta -a menudo de forma repentina- de que hay algo más aquí que la vida que estábamos viviendo». Agro afirma que este suceso suele venir acompañado de una llamada interna a la acción para cambiar de vida o corregir el rumbo. Quienes pasan por un despertar espiritual suelen perseguir un propósito o su «vocación».
Agro dice que hay dos tipos de despertares espirituales: Uno que es más gradual, como un suave empujón para vivir tu vida de forma diferente. Estos empujones suaves pueden ser cosas como: pequeños problemas de salud, desafíos o decepciones recurrentes, repetir un patrón una y otra vez, cualquier estado general para hacer algo diferente en realidad. Según Agro, los empujones suaves también pueden manifestarse en forma de señales, como ver los mismos números o un determinado animal, o escuchar historias similares de diferentes personas.
Y la otra, lo que Agro llama un «gran despertar», es como cuando de repente te despiertas de un estado de sueño (o como si hubieras sido sonámbulo por la vida) y ahora ya no lo eres. «Lo repentino de un gran despertar puede parecer como si te hubieran arrancado la alfombra o como el truco de magia en el que se tira de un mantel y todo lo que hay encima sale volando de la mesa», explica Agro. «El gran despertar es el momento en que todo flota por encima de la mesa, y nada se ha acomodado aún en su sitio».